20 Mar 2025

Como padres, queremos proteger a nuestros hijos del dolor y las dificultades, he escuchado a muchos padres decir “no quiero que sufra”. Sin embargo, cada experiencia difícil puede ser una oportunidad para fortalecer su carácter, enseñarles habilidades valiosas y ayudarlos a desarrollar resiliencia. 

Aquí te comparto algunas estrategias clave para transformar los desafíos en aprendizajes:

1. Valida sus emociones

Es importante que tu hijo sepa que sus sentimientos son válidos. En lugar de minimizar lo que siente, escúchalo y dile frases como:

“Veo que esto te afecta, estoy aquí para ti.”

Ejemplo: Si tu hijo perdió un partido y se siente frustrado, en lugar de decir “No pasa nada”, puedes decir: “Entiendo que te sientas así, trabajaste mucho para este juego. ¿Qué crees que podrías mejorar para la próxima vez?”

2. Enseña a ver el problema desde otro ángulo

Los niños necesitan aprender que cada obstáculo puede traer una lección y que todo tiene dos caras y el sufrimiento es solo una posición que elije. Pregúntales:

”¿Qué puedes aprender de esto?”, ”¿Cómo podríamos verlo de otra manera?” o ”¿si tuvieras el poder de cambiar algo que cambiarias?”

Ejemplo: Si tu hijo tuvo un conflicto con un amigo, ayúdalo a analizar la situación: “¿Crees que hubo un malentendido? ¿Cómo podrías manejarlo la próxima vez?”

3. Fomenta la solución de problemas

En vez de darles la respuesta, guíalos a encontrarla. Pregunta:

”¿Qué crees que podrías hacer ahora?”

Pregunta antes de poner sobre ellos todos tus conocimientos o formas de solución.

Ejemplo: Si olvidó su tarea en casa, en lugar de regañarlo, podrías decir: “¿Cómo podrías recordarla la próxima vez? ¿Qué tal si haces una lista en tu mochila?” o ¿Qué sentiste cuando te diste cuenta que no tenias la tarea?”

4. Enséñales a ser resilientes

Cuéntales historias de personas que enfrentaron dificultades y salieron adelante, si son tuyas mucho mejor. Refuerza su capacidad de adaptación con frases como:

“Sé que esto es difícil, pero confío en que puedes manejarlo.”

Ejemplo: Si tu hijo falló en un examen, en lugar de enfocarte en la nota, ayúdalo a ver cómo puede mejorar: ”¿Qué podríamos cambiar en tu método de estudio para la próxima vez?”

5. Sé su ejemplo

Los niños aprenden más de lo que nos ven hacer que de lo que les decimos. Si ven que manejas los problemas con calma y buscas soluciones, ellos harán lo mismo.

Ejemplo: Si tienes un día difícil en el trabajo, en vez de quejarte frente a ellos, podrías decir: “Hoy fue un día complicado, pero mañana haré las cosas de otra manera.”, “Esta situación es difícil, pero elijo seguir adelante.”

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